miércoles

Lo que hacemos mejor

No sabemos amar, pero sabemos jugar con las palabras y embriagar con su dulzura.
No nos enamoramos, no, eso sería un error, pero sabemos cuándo y a quién hacer creer que sí.
El amor es un verdadero mito para nosotros, creemos encontrarlo cientos de veces en nuestras vidas, pero seguimos dudando de su existencia.
No vemos la diferencia entre el amor y la comodidad, entre la alegría y la falsa felicidad.
Olvidamos sin problema, no perdonamos, nunca lo hacemos. Guardamos rencores que tarde o temprano nos empujarán al dolor.
Decimos buscar el amor, pero buscamos compañía. No podemos y no queremos apagar nuestra soledad.

¿Cómo puedes saciar una sed que siempre te ha acompañado? No lo haces, crees que sí, pero bebes agua salada.
Nada es como lo queremos, no nos conformamos con la realidad, pero tenemos claro que lo que buscamos no existe.

Nos mentimos una vez más.

Aquello que buscamos, lo vemos donde no está, pedimos demasiado y a cambio ofrecemos mentiras.
No tenemos nunca lo que queremos, tenemos lo que podemos obtener, nos obligamos a pensar que la realidad es mejor que lo que imaginábamos.
Pero no, nunca lo es.
Nunca lo será.

No podemos ser felices porque no queremos ser felices, alguien más obtiene lo que nosotros queremos y ese alguien busca lo que otro tiene. Es un círculo fatal.
"Desamor, desamor, desamor"
Nos quejamos una y otra vez, decimos que es lo peor, que no existe y que es un juego, pero no lo entendemos.
¿Qué hacemos cuando no entendemos algo? Lo odiamos.
Odiamos al amor mismo, no por lo que nos ha hecho, sino por lo que no nos hizo y lo que no nos dio.
Seguimos buscando, seguimos sufriendo.
El dolor no será suficiente porque pensamos que la próxima vez no habrá.
Nos equivocamos, sí habrá y esta vez será mayor.

Lo único que conocemos con certeza es el dolor y es probable que eso sea lo único que lleguemos a conocer.
A pesar de todo, queremos ser felices y creemos que en el amor encontraremos la felicidad.
Nos gusta mentirnos y mentir a los demás porque no sabemos amar, nos gusta jugar con las palabras y embriagar con su dulzura.
Qué más da, somos idiotas, nos gusta equivocarnos, es lo que hacemos mejor.