jueves

Ideas de media noche, relatos de media vida

Me miré al espejo y no me reconocí, tal vez estaba viviendo una vida que no quería ser vivida.
Me sentí atrapado en mi propio cuerpo, recorriendo cada día el mismo camino. Avanzaba por costumbre, sonreía por obligación.
Había llegado al punto en que no era feliz, pero no encontraba motivos para estar triste (aunque los buscara).
Quizá simplemente no quería ser feliz, razones me sobraban, cualquier otro habría sido feliz en mi lugar, ¿Pero yo? Yo no lo era, no podía, no debía. Mi deber era pasar otro día con esa máscara sonriente que ya no me podía quitar, un día más dónde soportar a esas mismas personas insoportables, debía continuar con ese patrón, ¿Por qué? No lo sabía.
Solo caminaba, sonreía, abrazaba, escribía y actuaba, actuaba ese papel que yo mismo escribí, pintando sonrisas en mi rostro, mostrando esa cara que todos solían ver, esa cara que todos debían ver, mostrar debilidad no era una opción.
Y yo en verdad quería sonreír , quería gozar y vivir, pero nada de eso era real.
Ahora quiero decir "adiós", quiero maldecir y llorar.
Sé que volveré a mentir, sé que volveré a fallar, me es difícil entender por qué lo sigo intentando, tal vez solo es porque esta es la vida que me tocó vivir, y la viviré, lo quiera o no.
No probaré algo nuevo, no mostraré hazañas extraordinarias, mi gran logro será levantar la mirada y sonreír cuando me sobren motivos para llorar, pues, ya he llorado cuando para reír, me sobraban los motivos.
Y me pregunto; ¿En verdad es esto lo que quiero vivir?¿En verdad lo estoy viviendo? El silencio me responde, el silencio me empuja, lastima mis oídos, grita dentro de mi mente.
El silencio llora y yo, yo le acompaño.

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